Mientras tengo ante mí
una entrada de mi propio blog
en la que un reproductor
de audio reproduce
The Last Sucker, de Ministry,
una canción hecha de tanques,
ametralladoras laser
y grito-susurros
más allá del
umbral.
Mientras suena The Last Sucker (el último capullo o mamón)
en progreso machacón hacia delante
y entre dos imágenes públicas:
arriba, Blair, Bush y Aznar
riendo en la Cumbre de las Azores,
el último “rebuznando”
según reza uno de los pies de foto
de las imágenes entre las que escogí;
abajo, una portada del diario El Mundo,
en la edición de Catalunya, con la famosa foto de
Aznar (suelas gastadas) y
Bush (brand new shoes)
con los pies sobre la mesa
y en medio, repetimos,
The Last Sucker machacando y
hendiendo el blanco del blog
como un abrecartas de
total war,
al observar todo ello, todo a la vez
con los ojos hiperabiertos:
las imágenes, sus composiciones,
la composición del conjunto
y cómo la imagen de Blair-Bush-Aznar,
arriba, respeta los ejes
y la de El Mundo, abajo,
está, por el contrario, algo inclinada, caída,
rompiendo los ejes,
rompiendo el conjunto,
me parece que el conjunto
reproduce el dinamismo
y la inestabilidad
revolucionarias
del
punk,
y recuerdo a
Iosu Eskorbuto,
de los legendarios
Eskorbuto,
quien solía
escribir su nombre así:
Io$u
por cierto,
y en concreto aquella entrevista en una cafetería
que ahora busco y no encuentro,
registrada hacia el final de su vida,
y en la que en respuesta a la pregunta de
¿qué es el punk?
dijo, según creo de memoria:
Si cojo esta taza de café ahora (señalando su taza vacía)
y la dejo caer al suelo mientras grito “¡mierda!”,
algo
se rompe.
Las partículas se agitan.
Contra la piel reverberan.
Los ojos se encuentran
ante
¡Clás!
¡Trupu-clás-clás!
ante las suelas
y más allá.
más allá.
más allá.
más allá.
mjnsbs…
mjnsbs…
fffzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz…
.
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