Toda revelación ha de merecerse. Merecer: no se trata de merced concedida ni tampoco de gracia divina. Merecer es haber hecho hueco.
El sufrimiento abre hueco. El sufrimiento es la voluntad del mí (voluntad-deseo) anegada. Por eso hace hueco. Libera el espacio donde la revelación adviene. Donde puede advenir, siempre. Siempre que haya desocupación. Abajo.
He comprendido el milagro. Vuelvo a la superficie. Ningún dios me ampara.
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Chantal Maillard, HUSOS, Notas al margen (Pre-Textos, 2006)
so pa putear: por eso a las adolescentes se les decía que estaban en edad de merecer: pa abrirlas un hueco entre las piernas… la primera vez con sufrimiento…
ésta sin puteo: gran frase, por ello lo mío son las crónicas de un hueco (no le des la vuelta al anterior argumento, tú)… y regresamos a la superficie siendo nosotros mismos, nadie nos ampara… ni falta que fai…
abrazo, las respuestas llegan… eso dicen…
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me apunto el libro… interesante, sí señor…
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pedido, pues… gracias por tus recomendaciones, David
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