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Cada vez que un eterno aprendiz
de poeta se equivoca
porque ha cofundido las cosas,
salta un resorte en el Cielo
que hace patente la equivocación.
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Y están tán acostumbrados ya en el Cielo
al resorte y al hecho de las equivocaciones
d’estos aprendices que, como turistas,
confunden las cosas,
.
que ni se miran, allá arriba,
los poetas en el Cielo,
de lo cansados que están ya
del paradigma del error.
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Así es Mardaras, el Cielo, protector.
Abrazos,
Estel J.
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